“Tras la crisis, toca construir desde la conciencia”

El arquitecto, director de proyectos en Enero, traza un recorrido por su trayectoria profesional y por el papel que la arquitectura jugará en el futuro más inmediato del sector en España.

Lleva un año trabajando para Enero y toda una vida dedicada a su pasión por la arquitectura. Pablo Vila, inmerso en cuerpo y alma en la puesta en marcha de las nuevas oficinas que la compañía estrena en Ibiza y Barcelona, es Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y amante de la disciplina desde que jugaba de niño a construir ciudades con los Clics de Famobil.

¿A qué te dedicabas antes de formar parte de Enero?

En los últimos años trabajé en el estudio Luis Vidal Arquitectos en varios proyectos, fundamentalmente de hospitales. Fui Director de la oficina de Gestión de Proyecto y Obra del Nuevo Hospital Can Misses de Ibiza. También allí estuve involucrado en la Dirección y Gestión del Centro Holístico de Ibiza, un centro de crecimiento personal y terapias alternativas. Toda una aventura que compartí durante dos años con mi pareja. El último año estuve trabajando en la construcción del Centro Botín de Santander con Luis Vidal y Renzo Piano.

¿Cuál es tu formación académica?

Soy Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

¿Hay algún proyecto arquitectónico en concreto que resuma o que iniciara tu pasión por la arquitectura?

Mi vocación arquitectónica creo que se inició construyendo casas y ciudades para los Clics de Famobil, cuando era niño. También recuerdo que me impresionaron mucho la primera plaza de toros y el primer estadio en los que entré de pequeño. Cuando terminé la carrera hice un viaje solo por toda Francia visitando las obras de Le Corbusier. Fue otro momento de despertar arquitectónico. También estuve viviendo un tiempo en Berlín y creo que aprendí más allí que en el resto de mi carrera.

Actualmente estoy enamorado de la arquitectura mediterránea de Ibiza y sus iglesias blancas.

En tu opinión, ¿en qué estado se encuentra hoy el sector y hacia dónde debe dirigirse?

Pienso que, como en otros sectores (yo diría que en todos) estamos viviendo una crisis necesaria. En el caso de la construcción, después de los excesos y desastres perpetrados en las últimas décadas del siglo XX, donde, salvo honrosas excepciones, se ha construido demasiado y sin conciencia, ahora creo que toca que los arquitectos tratemos de poner conciencia en lo que construimos y cómo lo construimos. En resumen, construir desde la conciencia: social, del lugar, ambiental y planetaria. Y también ir arreglando y mejorando lo que ya hay.

¿Cuál es el tópico sobre los arquitectos y la arquitectura que te parece más injusto? ¿Y el más ajustado a la realidad?

No sé. Todos los tópicos y generalizaciones son injustos por naturaleza pero a la vez esconden algo de verdad. Por algo existen, ¿no?

De entre los injustos, me fastidia especialmente la idea bastante generalizada de que el arquitecto es una especie de “impuesto revolucionario” por el que hay que pasar para construir algo, un agente “impuesto” que no sirve para nada excepto para aumentar el coste. Creo que, como leí hace poco en un artículo de Campo Baeza, si quieres una casa, buena, bonita y barata, llama a un arquitecto.

Y como ajustado a la realidad, diría que es bastante verdad que somos un tanto especialitos y que vivimos en una realidad paralela, siempre mirando para arriba y queriendo tocarlo todo y utilizando palabras como textura que sólo empleamos nosotros (aunque ahora que está tan de moda la cocina, cada vez la emplea más gente).

¿Cómo entraste en contacto con Enero?

Había trabajado con Paco y Jorge hace algunos años en Estudio Lamela y sabían que andaba por Ibiza y que tengo bastante relación con Barcelona, así que me llamaron para organizar la delegación de Enero en Barcelona e Ibiza, donde han surgido bastantes proyectos.

¿Qué crees que hace diferente a Enero frente a otros estudios?

Por una parte, su especialización en el sector sanitario y en el de la rehabilitación, sectores que requieren una acumulación de experiencia importante que pocos estudios de arquitectura tienen.

Por otra el que, aunque también hacemos obra nueva, gran parte de nuestro trabajo son actuaciones en edificios existentes, interviniendo desde el inicio en la decisión y planificación de las actuaciones a realizar en un edificio a medio y largo plazo, durante periodos que pueden llegar a los 15 y 20 años. Eso tampoco es habitual.

¿Cómo es el día a día en el estudio?

No lo sé (risas). Casi no estoy en el estudio. Querría estar más. Todavía estamos montando las oficinas de Barcelona e Ibiza y la implantación se está haciendo progresivamente ya que había varios proyectos y obras ya en marcha que hay que atender, que antes se llevaban desde Madrid y que ahora se hacen aquí. Total, que me paso el día de aquí para allá, en reuniones con clientes y en las obras y piso poco el estudio.

De entre los proyectos que estás desarrollando en la actualidad, ¿te gustaría destacar alguno por su singularidad?

Estamos iniciando varios proyectos de reforma de hoteles en Ibiza, cada uno con un carácter distinto, desde un todo incluido cool, pasando por un flower power y un gay friendly que prometen ser muy divertidos.

Resume en una palabra tu experiencia como director de proyectos de Enero.

Intensa.

Como director de proyectos, ¿qué es lo más difícil de dirigir a un equipo? ¿Y lo más fácil?

Lo más difícil: TODO. Lo más fácil: NADA.

Y dejando a un lado el trabajo, ¿qué le gusta hacer a Pablo Vila en su tiempo libre?

¿Qué es eso? (se ríe). ¡Ya no me acuerdo! Como decía, el montaje de las oficinas de Ibiza y Barcelona está siendo muy intenso… A ver si la cosa se estabiliza un poco y lo recupero. Creo que es muy importante darse tiempo de calidad para uno mismo y para compartir con los demás. Al final eso revierte también de forma positiva en el trabajo.

Por el momento, ocupo casi todo mi tiempo libre en estar con mis hijos y con mi pareja a los que tengo algo descuidados (¡y no hablemos de los amigos y resto de familia!) y cuando puedo me regalo algo de tiempo para mí y voy a pasear o a darme un baño en el mar. Intento hacerlo a diario como método de “despresurización”. Antes también solía meditar y hacer Tai-chi a diario.

Espero poder retomar esas actividades y otras que me gustan mucho como pintar, tocar la guitarra, leer y estudiar, algunos deportes como el tenis, pasear por la Isla e ir descubriéndola poco a poco, viajar…Tengo una autocaravana para escaparme por ahí de vez en cuando.

Entre mis aficiones más “raritas” está el Tarot de Marsella (desde hace unos años estoy bastante interesado en su estudio y uso como herramienta de autoconocimiento). También he estudiado otras herramientas de psicología enfocada al crecimiento personal como las constelaciones familiares, la Metagenealogía y la Bioneuroemoción y me gustaría profundizar en ellas.