La concepción de interior y exterior en Arquitectura ha cambiado repetidamente en función de los diferentes momentos históricos. Las arquitecturas con envolventes o materiales que no permiten divisar el exterior producen un impacto físico o psicológico en el usuario final, encapsulándolo.

La transparencia ayuda a la concepción de un espacio en libertad, pese a generarse un interior, se permiten las entradas de luz, ventilación y se favorece esa sensación de libertad. Habría que encontrar un equilibrio en los elementos con el fin de que luz y ventilación no entre y salga de la edificación con facilidad.

Algunos arquitectos han trabajado a lo largo de la historia con el tema de los límites difusos. En 1.999, Toyo Ito ya rescató en ‘Arquitectura de los límites difusos’ ideas como el límite imperceptible, que diluye la arquitectura en el espacio. Estas ideas de disolución de los límites interior/exterior, inspiradas en Piranesi y sus escaleras infinitas; los conceptos desarrolladas por los metabolistas japoneses; o, incluso, en la concepción del propio Constant en su pensamiento de un urbanismo radical, unido por escaleras infinitas; han provocado que la Arquitectura actual tenga en cuenta cada vez más la preservación de dichas sensaciones.

En ENERO, el trabajo del Paisaje en Arquitectura es destacable. En él se enfatiza la idea de transición donde los límites se entienden gradualmente. Uno de nuestros proyectos más representativos y que mejor representa dicha relación interior-exterior es el Hospital de Villalba, con un trabajo cuidado de los elementos (lucernarios, patios, corredores, entradas, parque), que nos hace situarnos en el vínculo entre ambos contextos, sin entenderlos como espacios opuestos, sino como espacios compartidos en continua comunicación.