Los desarrollos urbanos modernos han roto el vínculo que existe entre un edificio y su entorno. Ese lazo sobrevive aún en el patrimonio rural, donde son los habitantes quienes construyen el espacio en el que viven.

En el mundo rural el patrimonio se presenta menor, práctico y pobre. Se utilizan materiales cercanos capaces de conectar las construcciones con el paisaje, lo que da lugar a colores, estilos y formas que refuerzan la relación de los edificios con su ambiente más cercano.

Frente a la destrucción urbana, sentimos la necesidad de preservar el patrimonio ligado al paisaje, la historia y la cultura. En Enero Arquitectura apostamos por mantener esa vinculación entre lo humano y el territorio. No sólo en el patrimonio rural, también en el industrial o el monumental.

Desde Enero Arquitectura promovemos una forma de actuación en nuestros proyectos que sigue las directrices de la denominada “restauración extrema”, una filosofía de trabajo que supone defender los siguientes principios:

  1. Uso exclusivo de materiales originales para la restauración.
  2. Conservación de la disposición y de los usos originales de las estancias.
  3. Conservación de los estilos artísticos tradicionales y locales.
  4. Estudio de la cultura local y la tradición oral de la comunidad.
  5. Estricto rechazo a las restauraciones folklóricas, clichés históricos o contemporáneos.
  6. Conservación y exposición de los restos ocultos como parte de la historia del edificio.

Se trata de cuidar los aspectos y materiales del edificio original manteniendo su relación con el entorno. Con la restauración extrema el patrimonio sigue contando la misma historia que cuando fue concebido, mantiene la memoria de un lugar y asegura el vínculo entre quienes lo habitan y el paisaje.

En los proyectos de Enero Arquitectura de rehabilitación de patrimonio histórico seguimos estos principios, queremos que los edificios sigan contando su historia. Afortunadamente no estamos solos en el empeño: en toda Europa la necesidad por preservar el paisaje y la cultura sigue creciendo, algo que puede observarse en edificios como el Castello di Reschio o el Palazzo Tornabuoni, en Italia.