Los Centros Maggie o cómo la arquitectura ayuda a sanar
Los Centros Maggie surgen de la convicción de Maggie Keswick Jenck sobre el poder que tiene la arquitectura para cuidar, acompañar y ayudar a sanar. Conoce todo sobre este tipo de arquitectura, desde cómo nació hasta su importancia en la actualidad.
¿Qué son los Centros Maggie?
Son pequeños edificios siempre próximos a hospitales. Tienen como objetivo apoyar a las personas que luchan contra el cáncer cubriendo necesidades que los hospitales no consiguen abarcar.
Con origen en el Reino Unido, los Centros Maggie se ubican en los entornos próximos a diferentes hospitales. Asimismo, responden a los valores que su fundadora planteó cuando soñó con un nuevo espacio para atravesar momentos vitales complejos. La escala de pabellón de los centros contrasta con la arquitectura hospitalaria de grandes superficies.
Estos espacios singulares se inspiran en las ideas sobre el tratamiento del cáncer planteadas por Maggie. Fueron concebidos para acompañar a los pacientes, a sus familiares y amigos en las diferentes etapas de la enfermedad.
El apoyo es gratuito y se centra en la activación del acompañamiento práctico y emocional para las personas que asisten a las actividades del centro o pasan tiempo allí.
Tal y como explican desde la organización de los Centros Maggie, “La casa del cuidado del cáncer para todos”, la idea principal de su fundadora era que nadie debía “perder la alegría de vivir con miedo a morir”. El legado de Maggie es la creación de estos centros con una nueva forma de entender el cuidado del cáncer basada en su propia experiencia con la enfermedad.
¿Quién fue Maggie Keswick Jenck?
Maggie fue escritora, paisajista y diseñadora. Su libro El jardín chino (1978) tuvo gran éxito y su sensibilidad por el cuidado del hábitat se evidencia en los encargos que tuvo de paisajismo e interiorismo a lo largo de su vida.
En 1993, con 47 años, fue diagnosticada con cáncer de mama. Durante su enfermedad y junto a su marido Charles Jencks, reconocieron la frialdad de los espacios hospitalarios para los pacientes que pasaban procesos como el suyo. Fue entonces cuando decidieron crear esos nuevos lugares cercanos a los hospitales, pero con un enfoque del cuidado diferente.
Maggie consiguió vivir 18 meses más gracias a la quimioterapia. Este tiempo lo dedicó a trazar las bases de lo que debían ser los futuros Centros Maggie. Junto con su marido y un grupo médico con diferentes especialistas, desarrollaron el proyecto para los centros. Laura Lee, enfermera oncológica de aquel equipo, sigue como directora Ejecutiva de los centros hoy en día.
El cuidado por el diseño del espacio, la ayuda para la gestión del estrés y el apoyo psicológico eran puntos claves para generar ese espacio positivo dónde poder compartir la experiencia y gestionar el proceso de la enfermedad. El equipo buscó un lugar cerca del Western General Hospital en Edimburgo, dónde Maggie era tratada, para poder ubicar el primer Centro Maggie.
Arquitectura de los Centros Maggie
Arquitectos
El arquitecto Richard Murphy fue elegido para la reconstrucción de un antiguo pabellón cerca del centro hospitalario. Este acabó siendo el primero de los 30 centros actuales.
El proyecto de cada uno de estos espacios singulares se encarga a un estudio de arquitectura diferente según el emplazamiento. Por ello cada centro es distinto y singular.
Entre los arquitectos que han colaborado en el diseño de los Centros Maggie se encuentran: Frank Gehry, Zaha Hadid, Rem Koolhass o Benedetta Tagliabue que colaboró en el primer centro abierto en España.
Como organización benéfica, los centros se siguen construyendo en diferentes ciudades del mundo. Situándose cada vez más fuera del Reino Unido. Los arquitectos que colaboran en los proyectos comparten la sensibilidad por la causa y los valores que Maggie quiso transmitir. Todos coinciden en que la arquitectura tiene un papel importante en el proceso que siguen los pacientes y su entorno cercano. Además, la construcción se financia con aportaciones privadas.
Ubicaciones y diseño
Las ubicaciones de los centros se estudian minuciosamente para que tengan las características necesarias. Por ejemplo, la proximidad con el centro hospitalario. Pero también se prioriza que incluyan espacios verdes y abiertos en su perímetro.
Los espacios interiores no responden al concepto común de espacio hospitalario. Buscan el bienestar a través de la arquitectura, los materiales y la distribución interior que responde siempre a la misma idea de programa.
En cada uno de los centros las conexiones entre las personas articulan los espacios. Por ello las zonas comunes están diseñadas para crear comodidad y sosiego y propiciar los lazos entre las personas, más como un espacio doméstico que público. De esta manera una gran mesa de cocina siempre es el espacio central desde dónde se establecen las relaciones entre los visitantes y el equipo del centro.
Las vistas sobre el exterior y la naturaleza son fundamentales por lo que grandes ventanales y aperturas definen las composiciones en fachada de los centros. Es fundamental que exista esa conexión interior-exterior para generar una sensación calmada de conexión con el entorno frente a los espacios cerrados y herméticos hospitalarios. La luz natural baña el interior y ayuda a crear la calidez para ese contexto humanizado.
Por otra parte, también existen espacios para la privacidad cuando los visitantes desean más intimidad.
El diseño de los jardines que siempre acompañan al proyecto se cuida con el mismo detalle que su arquitectura: el paisajismo se integra en el proyecto.