Un ejemplo de la arquitectura hospitalaria con más de 100 años: Sanatorio de la Fuenfría en Madrid
Visitando el Valle de la Fuenfría, en la madrileña Sierra de Guadarrama, nos encontramos con un auténtico tesoro de la arquitectura hospitalaria: El Sanatorio de La Fuenfría, obra de Antonio Palacios, actual Hospital de La Fuenfría, centro de media y larga estancia perteneciente al Servicio Madrileño de Salud (SERMAS).
Inaugurado el 1 de diciembre de 1921, el Sanatorio de La Fuenfría fue concebido para dar tratamiento a una de las principales causas de mortalidad en la Europa del siglo XIX: la tuberculosis. La corriente de pensamiento más importante y exitosa surgida para hacer frente a esta enfermedad promovió la construcción de sanatorios en lugares montañosos. El aire puro, seco, frío y las condiciones de altura habían demostrado ser beneficiosos para el tratamiento de la enfermedad.
Estos sanatorios montañosos, que proliferaron por toda Europa, se basaron en la exposición al aire de la montaña y al sol, el descanso, el ejercicio suave y la comida abundante como los pilares para el tratamiento de los pacientes.
LA HUELLA DE ANTONIO PALACIOS EN LA ARQUITECTURA HOSPITALARIA
Antonio Palacios, reconocido arquitecto español de la primera mitad del siglo XX, dejó una huella significativa en la arquitectura hospitalaria a través de su enfoque innovador y funcional en el diseño de instalaciones hospitalarias. Además del Sanatorio de La Fuenfría, Antonio Palacios diseñó el madrileño Hospital de Maudes, originalmente llamado Hospital de Jornaleros, situado en el distrito de Chamberí.
Con motivo de la Semana de la Arquitectura, el COAM acoge una exposición monográfica sobre Antonio Palacios. La exposición muestra la importancia que tuvo el arquitecto cuyas intervenciones son imprescindibles para entender la ciudad de Madrid.
Palacios priorizó la salud y el bienestar de los pacientes al considerar la distribución de espacios con una orientación estratégica para maximizar la luz natural y la ventilación, elementos fundamentales en el tratamiento de la tuberculosis. La disposición de las habitaciones y áreas comunes fomentó la interacción social y la terapia a través de la convivencia.
Uno de los elementos arquitectónicos más importantes para la recuperación de los pacientes fue la incorporación de terrazas en cada una de las habitaciones. Estos espacios consiguen conectar a los pacientes y sus familiares con el entorno y la naturaleza que les rodea, permaneciendo prácticamente inalterados hasta nuestros días.
UNA ARQUITECTURA CENTRADA EN LA MEJORA DE LA SALUD
En su origen, el centro se construyó sobre una parcela de 2,2 hectáreas rodeada de la naturaleza de la Sierra de Guadarrama. Consta de un edificio de 6.492 m2 , dividido en cuatro plantas asistenciales y una planta de dirección y servicios centrales con 2.900 m2. Un edificio anexo de 600 m2 alberga los servicios generales y de gestión además de contar también con un salón de actos ubicado en un edificio independiente.
El Sanatorio de La Fuenfría supone no sólo un ejemplo de los edificios hospitalarios que surgieron a principios de siglo pasado, sino que también demuestra una perfecta adaptación al cambio.
Entre 1995 y 1998 se desarrolla la obra de remodelación del área de hospitalización que ha permitido adaptarse y mejorar las necesidades asistenciales y hoteleras. El Hospital de la Fuenfría dispone de 226 camas distribuidas en 6 unidades hospitalarias. Entre sus servicios encontramos sala de radiología, farmacia, sala de rehabilitación y servicios de apoyo.
La arquitectura del centro favorece la entrada de luz natural y la ventilación gracias a la orientación de sus terrazas. Desde estas los pacientes pueden contemplar la naturaleza y encontrar la calma y la relajación claves para su recuperación. Estos elementos presentes en la arquitectura hospitalaria del centro han servido de referencia para diversos proyectos contemporáneos: Palacios sigue siendo un referente en los proyecto para el cuidado de la salud.
El Sanatorio de La Fuenfría destacó no sólo por la manera de tratar a los pacientes con las últimas tecnologías disponibles, sino también por su labor educativa. El descubrimiento del primer antibiótico capaz de frenar la tuberculosis durante los años 50 fue un hito decisivo. Los pacientes aprendían a tener hábitos saludables y a poner en práctica medidas preventivas para evitar entre otras cosas el contagio con sus convivientes.
REFERENTE ACTUAL EN EL CUIDADO DE PACIENTES
Con más de 100 años de historia, el Sanatorio de La Fuenfría ha servido para tratar desde enfermedades respiratorias hasta el moderno Covid-19, formando parte hoy en día del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS).
El actual Hospital de La Fuenfría sirve además como centro al que derivar a otros pacientes de la Comunidad de Madrid que requieren estancias más prolongadas para su recuperación. La rehabilitación de pacientes con un ictus, el tratamiento de enfermedades crónicas o los cuidados paliativos se han convertido en la actividad habitual del centro.
Fiel a su espíritu original, el Hospital de la Fuenfría sigue priorizando en el cuidado de sus pacientes la tranquilidad, la comodidad y el confort en un entorno incomparable como es la Sierra de Guadarrama. En contraste con las instalaciones de otros centros hospitalarios, cada una de las habitaciones del Hospital de la Fuenfría está pintada con tonos diferentes. Los colores brillantes, alegres y variados unidos a las terrazas presentes en cada una de las habitaciones consiguen ayudar a la recuperación de los pacientes.
Los gestores sanitarios del centro, así como del Servicio Madrileño de Salud, promueven una recuperación de los pacientes basada en la humanización de los espacios. Entre sus últimas innovaciones, el Hospital de la Fuenfría ha decidido apostar por la alimentación como elemento diferenciador. La alimentación hospitalaria es también un ámbito importante que impacta en la recuperación de los pacientes.