En la primera parte de la entrevista, Francisco Ortega, director general de ENERO Arquitectura, explica algunos aspectos de la arquitectura hospitalaria aplicada al proyecto del Hospital Quirónsalud Córdoba. Entre ellos, los pasos seguidos en su diseño, la aparición de restos arqueológicos en la zona y la distribución del centro hospitalario.

 

En esta segunda parte de la entrevista, Ortega aborda cuestiones como la contribución de la arquitectura hospitalaria a la recuperación de los pacientes, la iluminación y los materiales empleados en el Hospital Quirónsalud Córdoba y la importancia de facilitar los flujos y recorridos tanto del personal como de los usuarios.

 

En su opinión, ¿el diseño y la arquitectura pueden contribuir a la recuperación de un paciente?

 

Un hospital es un espacio físico y funcional donde el sufrimiento humano aparece en todos sus grados y de forma constante. La arquitectura hospitalaria debe ser capaz, al menos, de contribuir a la mitigación de ese sufrimiento intrínseco a una persona enferma mediante espacios físicos confortables, seguros y humanizados que contemplen al paciente y a sus acompañantes en su integridad física y afectiva.

 

El análisis funcional de los procesos asistenciales concluye que pacientes y acompañantes están circulando o esperando durante un alto porcentaje del tiempo de permanencia en un recinto hospitalario. Por consiguiente, la resolución de la arquitectura de las esperas y circulaciones adquiere una importancia capital.

 

El diseño del nuevo hospital pone especial énfasis en lograr una arquitectura cálida y humanizada a través de accesos fáciles, entornos luminosos y ventilados, áreas de espera confortables –que, sin perder la eficacia, permitan también un cierto grado de intimidad y sosiego– y circulaciones amplias, directas y sin interferencias.

 

Una premisa muy importante en el desarrollo de este proyecto de arquitectura hospitalaria era la iluminación. Desde ese punto de vista, ¿qué pasos siguieron para hacer un edificio saludable? ¿Qué beneficios aporta una correcta iluminación en el uso cotidiano del edificio?

 

El diseño pretende sacar el máximo partido a la iluminación natural. La distribución del hospital se ordena en torno a una serie de patios interiores que, combinados con los huecos en fachada y diversos lucernarios, consiguen iluminar la práctica totalidad de los espacios estanciales.

 

La fuerza del soleamiento de Córdoba se tamiza en las fachadas exteriores mediante una celosía y unos vidrios de factor solar adecuado. La iluminación artificial se regula automáticamente en función de las condiciones lumínicas exteriores.

 

¿De qué manera ha afectado el contexto en el que se encuentra el hospital a la hora de elegir el tipo de material utilizado en la envolvente? ¿Qué se ha buscado con ello?

 

La piel exterior responde directamente al contexto del proyecto, entendiendo este último en sus diversas vertientes. La climatología es el primer condicionante a tener en cuenta. La envolvente consigue una gran eficiencia térmica gracias a su elevado aislamiento y al control solar de la doble piel.

 

El contexto cultural e histórico tiene un gran peso en una ciudad como Córdoba, cuatro veces Patrimonio de la Humanidad. La geometría triangular de la fachada es una evolución tecnológica de la arquitectura mudéjar. Y, además, el diseño de la envolvente consigue una imagen unitaria independiente de la posición de los huecos, logrando una gran versatilidad y funcionalidad en el hospital.

 

Constructivamente, ¿cómo se han solucionado los flujos y recorridos del Hospital Quirónsalud Córdoba?

 

La arquitectura hospitalaria debe facilitar el proceso asistencial, la coordinación y relación entre todas las áreas implicadas –según criterios de proximidad–, los espacios de trabajo, las circulaciones y las comunicaciones. El hospital segrega y ordena las distintas circulaciones atendiendo los flujos de pacientes, visitantes, personal sanitario y personal administrativo.

 

El bloque técnico, ubicado en las dos primeras plantas del módulo de hospitalización, concentra la mayor complejidad de circulaciones. A grandes rasgos, el bloque recurre a una estructura de ‘peine’, con dos grandes ejes longitudinales paralelos: uno interno adyacente a los quirófanos y otro público que sirve a las distintas salas de espera. Las distintas unidades funcionales se disponen en transversal como las púas de un peine, interconectando el acceso del público y la cara interna de uso exclusivo para personal sanitario y pacientes.

 

*Continúa leyendo la tercera parte de la entrevista a Francisco Ortega, director general de ENERO Arquitectura, sobre el proyecto del Hospital Quirónsalud Córdoba.