Si paseamos por el madrileño distrito de Chamartín nos topamos casi sin darnos cuenta con uno de los ejemplos más representativos de la experimentación formal en la arquitectura hospitalaria. Se trata del Centro de Rehabilitación Mupag, hoy Dirección Provincial de Madrid de la Fraternidad-Muprespa.

Este pequeño centro hospitalario construido entre 1969 y 1973 es obra del arquitecto Miguel Fisac. El lugar escogido para su localización sustituye a dos viviendas unifamiliares de la colonia donde se ubica. Además de zona de consultas e instalaciones de fisioterapia y cirugía, el centro contaba en su origen con quince habitaciones y capacidad ambulatoria para sesenta pacientes.

El Centro de Rehabilitación Mupag fue convertido posteriormente en el Hospital de Día de la Fraternidad-Muprespa. En abril de 2019 y con la apertura del Hospital Fraternidad-Muprespa Habana el centro pasó a ser la Dirección Provincial de la Fraternidad en Madrid. Actualmente se dedica tanto a labores administrativas como a asistencia ambulatoria puntual.

La experimentación formal con el hormigón visto en sus fachadas supone la seña de identidad de este centro hospitalario.

 

UN CENTRO HOSPITALARIO QUE REINVENTA LA TEXTURA DEL HORMIGÓN

Los años 70 suponen para Miguel Fisac un cambio de paradigma en su arquitectura. La crisis mundial del petróleo sacude una España en transición donde los encargos arquitectónicos son cada vez menos frecuentes. Fisac aprovecha esta situación para experimentar.

Los encargos de menor tamaño cada vez más espaciados en el tiempo permiten al arquitecto experimentos de mayor riesgo formal. El interés por el hormigón había marcado su obra durante los años 50 y 60. El edificio que proyectó para los Laboratorios Jorba en 1965, popularmente conocido en Madrid como La Pagoda, marcó un hito en su carrera. Las formas geométricas que configuran las cinco plantas de su torre demuestran las posibilidades que Fisac encontró en el hormigón y los encofrados de madera.

Fisac no se mostró satisfecho con plasmar en el hormigón la madera, otorgándole un aspecto contrario a su naturaleza. La madrileña sede del Mupag le permite explorar por primera vez la posibilidad de dotar a este material de un aspecto congruente con su origen fluido.

La fachada del centro presenta piezas de aristas redondeadas y textura mullida, fruto de la experimentación con los encofrados. La innovación en su ejecución surge durante la propia obra. El clásico encofrado de tablillas de madera se sustituye por un marco de madera sujetando una lámina de plástico posteriormente atada con alambres. Este prototipo de encofrado otorgó al hormigón un aspecto redondeado y blando, como si se tratase todavía de un material fluido.

Miguel Fisac patentó su solución de encofrados flexibles, que marcaron la apariencia de sus posteriores obras. Las fachadas acolchadas de hormigón visto se pueden contemplar en otros proyectos como el Hotel Tres Islas en Fuerteventura o la Parroquia de Nuestra Señora de Altamira en Madrid.

 

Cubierta del Centro de Rehabilitación Mupag, Miguel Fisac. Fotografía de Ramón Ruiz Valdepeñas. © Fundación Fisac

INNOVACIÓN AL SERVICIO DE LA ARQUITECTURA PARA LA SALUD

Los encofrados flexibles no suponen la única aportación de Miguel Fisac a la arquitectura hospitalaria. El cuidado del arquitecto por la luz natural en todo el edificio estaba orientado a conseguir el bienestar físico, emocional y cognitivo de los pacientes.

Los distintos tipos de huecos proyectados por Fisac respondían a las necesidades de los espacios interiores. En cada una de las quince habitaciones las ventanas se orientaron de tal manera que los pacientes recibieran la luz desde atrás y no lateralmente. Una pequeña rendija ubicada en la esquina interior del ángulo que forma el centro permite iluminar con luz rasante el núcleo de servicios.

El Centro de Rehabilitación Mupag fue pensado inicialmente como una única pastilla de forma rectangular, pero posteriormente se transformó en un ángulo de lados iguales. Los sucesivos retranqueos exigidos por la normativa limitan la posición del edificio en la parcela y provocan el cambio formal del edificio para aprovechar mejor el espacio. Esta disposición le proporcionó la flexibilidad funcional necesaria para albergar las distintas dependencias hospitalarias dispuestas alrededor de un núcleo central de servicios.

Originalmente la planta baja se destinaba a urgencias ambulatorias, la primera planta acogía las quince habitaciones dobles del centro y la última planta servía como espacio para ubicar las distintas especialidades médicas. La particular orientación de las ventanas abiertas en la primera planta permite que esta vuele sobre el nivel del suelo. El ritmo de estos cuerpos que sobresalen del volumen principal consigue generar una fachada que parece en movimiento. Hacia el interior, la planta adquiere la forma de una hoja de sierra marcada por los volúmenes de las habitaciones.

 

Ventanas de las habitaciones del Centro de Rehabilitación Mupag, Miguel Fisac. Fotografía de Ramón Ruiz Valdepeñas. © Fundación Fisac